sábado, 24 de enero de 2015

Impresionante Nevada en la Sierra de las Nieves - Paseo Fotográfico.


Ruta fotográfica, realizada el 24 de enero de 2015, tras la primera e intensa nevada caída este año sobre la Sierra de las Nieves. Partiendo del Área recreativa de Quejigales, subí por la cañada de las Ánimas, hasta alcanzar el puerto del Oso, para luego recorrer la meseta de Quejigales hasta el puerto de Pilones, y descender finalmente por el carril de Pilones, de nuevo a Quejigales. A nuestro paso, pudimos disfrutar del aspecto único que otorga la nieve a este enclave.





Tras la visita al paraje del Torcal el pasado día 22, era de obligado cumplimiento, acercarse a la Sierra de las Nieves, para comprobar el efecto de las nevadas acaecidas en la serranía de Ronda, desde el pasado domingo 18, hasta el miércoles 21 de el presente mes de enero.
El sábado 24 de enero, fue el día elegido para ello, y como suele ser habitual, me puse en marcha a eso de las 7h, en dirección a Ronda. Ya en la carretera, las primeras luces del amanecer, mostraron a mis ojos la sierra de las Nieves, cubierta de blanco casi hasta su mitad, dando testimonio de la enorme nevada que había caído. Tras dejar atrás la ciudad del Tajo, alcancé el comienzo del carril de Quejigales. Tanto delante, como detrás de mía, gran número de vehículos, subían al unísono en dirección al Área Recreativa de Quejigales.
 
Vista desde las proximidades del comienzo del sendero de ascenso por la cañada de las Ánimas.

Cuando cae una gran nevada en estas sierras, la afluencia de personas que vienen atraídas por el blanco elemento es enorme, en especial si como hoy, se trata de un día de fin de semana, y reina el buen tiempo. A los habituales montañeros, senderistas y amantes de la naturaleza en general, cuyo objetivo es alcanzar la zona alta de la sierra, en especial su cima estrella, el Torrecilla, se unen gran numero de curiosos, y familias enteras, muchas de ellas con niños, que vienen a disfrutar del día y jugar con la nieve.

Por la experiencia de años anteriores, sabía que era probable que no se pudiera alcanzar con el vehículo el Área Recreativa de Quejigales. Poco después, mis temores se confirmaban: La barrera que se sitúa a la altura del carril de Tolox, hacia imposible el acceso. Todos los vehículos que subíamos, nos desviamos por el citado carril de Tolox. Gran numero de coches, se encontraban aparcados ya en el lateral del carril. Tras recorrer un no desdeñable tramo de este, y de esperar pacientemente el turno para dar la vuelta al coche y aparcarlo (el carril de Tolox es una pista terriza, de ancho justo para que pasen simultáneamente dos turismo, y que por su lado derecho se abre a un talud), pude al fin, detener el motor de mi transporte. La temperatura exterior era de -2ºC.

"Red de madera y nieve".

Tras pertrecharme adecuadamente, comencé a caminar en dirección a Quejigales, el cual distaba de donde me encontraba unos tres kilómetros. Caminando por la carretera, y mirando hacia la parte alta de la sierra, comencé a ver la magnitud de la nevada que la cubría. Junto a mi caminaba “todo un ejercito dispuesto a invadir las montañas”.

En un día como este, me importa mucho mas captar buenas imágenes fotográficas, que la ruta a realizar (entiendase distancia a recorrer y cota a alcanzar). Ello unido a mi gusto por la soledad y tranquilidad en la naturaleza, me hizo descartar ascender por la cañada del Cuerno (sendero clásico del Torrecilla), por donde transitaría la mayor parte de las personas congregadas allí.

Ascendiendo por la cañada de las Ánimas. A la izquierda, el tajo del Canalizo. A la derecha el peñón de Enamorados.

Tras dejar a mi derecha el puentecillo de madera sobre el arroyo de las Carboneras, que marca el inicio del sendero de la cañada del Cuerno, proseguí por el carril del Sabinal en dirección al puerto del Quejigal, con la idea de subir a la parte alta de la sierra a través de la cañada de las Ánimas. A mi derecha, observaba como los pinsapos de las tres cañadas, lucían un bello vestido blanco.
Tras alcanzar el puerto del Quejigal, me desvié hacia la fuente del Pinar y el Monolito que homenajea al guarda Molina. A medida que avanzaba, la cantidad de nieve acumulada en los pinsapos y en el suelo, se hacia mayor.

Pinsapos nevados (Abies pinsapo).

Antes de comenzar a ascender por la cañada de las Animas, hice una visita al “Mirador de los Coloradillos”, para disfrutar del soberbio paisaje que desde el se vislumbra habitualmente, con el añadido de la nieve. Desde aquí observo, como la nevada ha afectado también a la cercana sierra Hidalga. Asimismo, en la lejanía, se aprecia la sierra de Grazalema, con sus principales cumbres, igualmente cubiertas por la nieve.

Interior de la cañada de las Ánimas.

Comienzo a recorrer la cañada de Las Ánimas, la cual presenta un aspecto memorable, y que difícilmente puede expresarse haciéndole certera justicia con palabras. Creo que en todos los años que llevo visitando este paraje, jamás he visto semejante acumulación de nieve. Los pinsapos se encuentran cubiertos en su mayor parte por nieve congelada, dotando al paisaje de un aspecto más propio de otras latitudes.

Bello rincón de la cañada de las Ánimas.

Asciendo la cañada lentamente, sin prisa, demorándome en cada recodo del camino, tratando de plasmar fotográficamente, cada imagen única e irrepetible que se muestra ante mis ojos. Pronto los primeros rayos del sol se derraman sobre el mar de pinsapos, comenzando al poco, lo que sin duda tendrá un nombre más técnico, el cual desconozco, pero que yo denomino “nevada secundaria”. El calor del sol provoca que la nieve acumulada en el ramaje de los árboles se disgregue y caiga, lo cual unido al viento, asemeja como si estuviera nevando dentro del bosque, proporcionando una atmósfera aún más especial a los paisajes.

Alcanzando ya la parte alta de la cañada.

Finalmente, tras un largo lapso de tiempo, alcanzo la parte alta de la cañada de las Ánimas, saliendo de la cobertura del pinsapar. Dirijo mis pasos al puerto del Oso, a través del cual enlazare con la meseta de quejigales, para ver el estado en que se encuentran la otra joya botánica de la sierra, junto al pinsapo, que es el quejigo de Montaña.

El pinsapar de las Ánimas, visto desde la parte alta de la cañada. Nótese el grosor de la capa de nieve junto al sendero.

La cantidad de nieve existente en la parte alta de la cañada es espectacular. En algunos tramos hay acumulados entre medio metro, y un metro de nieve. Asimismo, paso junto a varios pinsapos, convertidos en autenticas “estatuas de hielo”.

Aunque parezca mentira, aquí debajo hay un par de pinsapos.

Finalmente alcanzo el puerto del Oso, y su nevero próximo. Serán aproximadamente las 14h, encontrándose allí congregadas gran cantidad de personas, comiendo y tomándose un descanso.

Meseta de Quejigales. A la izquierda vemos el cerro Abanto, y el estrecho de Gibraltar. A la derecha el cerro de Pilones.

Prosigo, y tomo el sendero clásico del Torrecilla, pero hoy no me dirigiré a la cima, sino que lo tomaré en dirección al puerto de Pilones. Tras encontrar un lugar adecuado, hago un alto para comer. Las vistas que tengo desde mi ubicación, no las hallare ni en el restaurante más caro y galardonado. Hacia la derecha, veo la cima del Torrecilla, cubierta de nieve por completo.

Quejigo de Montaña (Quercus alpestris), en la meseta de Quejigales. Al fondo vemos la bahía de Algeciras, y el estrecho con el peñón de Gibraltar a la derecha, y el Yebel Musa a la izquierda.

Un poco más a la derecha, se muestra el Alcazaba. En la zona central, veo la cumbre del cerro Abanto, igualmente nevada, y tras el, gracias a la limpieza del cielo en el día de hoy, la bahía de Algeciras, y el estrecho, flanqueado por las columnas de Hércules, el peñón de Gibraltar a la derecha y la Mujer Muerta (Monte Musa - Yebel Musa), a la izquierda. Finalmente en el extremo derecho observo el cerro de Pilones igualmente exultante de nieve.

Quejigo de Montaña, y el Torrecilla.

Tras el refrigerio, prosigo la marcha y la actividad fotográfica. Camino entre los torturados troncos de los quejigos de montaña, con su ramaje completamente congelado por la nieve y la cencellada.
Serán sobre las 16:30h de la tarde, cuando la marea humana que ha ocupado la sierra, comienza su retirada. Por el  sendero clásico, discurre una interminable fila de personas. En algunos puntos umbrosos, donde se conserva algo de hielo en el camino, se da el caso de tener que esperar brevemente para poder continuar la marcha. El levante comienza a soplar con fuerza, refrescando el ambiente.

La nieve y el buen día, atrajo a cientos de personas a la sierra. Regreso hacia el puerto de Pilones.

Finalmente alcanzo el puerto de Pilones, desde el cual veo la parte alta de la cañada del Cuerno. Sin embargo, finalmente decido descender por el carril de Pilones, el cual hace tiempo que no recorro, disfrutando del sol de la tarde. A mi izquierda, observo La Nava, custodiada por el próximo cerro Alcojona, el cual también muestra en sus tres cimas gran cantidad de nieve.

Quejigos congelados y el cerro Alcazaba (derecha).

Finalmente alcanzo el carril de Quejigales, y me dispongo a recorrer la distancia que me separa de mi vehículo. El carril se haya ahora abierto en su totalidad al tráfico rodado. Por el camino me cruzo con una ambulancia y efectivos de protección civil, indicios de que se ha producido algún incidente. Efectivamente, al día siguiente, pude leer en la prensa local, que se tuvo que proceder al rescate de dos senderistas, uno en la zona del pilar de Tolox, por una lesión en una pierna, y otro en las proximidades del puerto del Saucillo, tras un resbalón con una placa de hielo.

Descendiendo por el carril de Pilones. Al fondo la sierra de Grazalema, con sus principales cumbres nevadas.

Finalmente alcancé mi vehículo, poniendo fin a esta magnifica jornada de paseo invernal. En mi mochila, se atesoraba el botín de más de 600 imágenes (puuff!), que ahora toca clasificar y procesar…pero que disfrute para los sentidos tomar cada una de ellas. Aquí os dejo una pequeña selección rápida. Ojalá tengamos pronto otra nevada como esta.

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