jueves, 13 de octubre de 2011

Ascensión al alto de Gomer desde el cortijo de Auta



Ascensión al Alto de Gomer, realizada el 13 de octubre del año 2.011. El Alto de Gomer es una de las tres cimas que componen los denominados Tajos del  río Sabar, integrados dentro del complejo del Arco Calizo Central malagueño, y situados entre las localidades de Riogordo y Alfarnatejo.





Provincia: Málaga.
Localidad de referencia: Riogordo.
Tipo de ruta: Lineal.
Distancia: 3,3 Km.
Época recomendada: Primavera y otoño.
Dificultad: Media-alta.
Notas: Se desaconseja realizar la ruta en caso de lluvia o niebla, debido al riesgo añadido que supone la roca húmeda. Se califica como de dificultad media-alta, debido al desnivel a superar, la presencia de abundante piedra suelta en especial desde la segunda mitad del tobogán hasta la cima, y a tener que realizar algunas trepadas y destrepes. No recomendada para personas con vértigo.




Mapa general de la ruta.

Perfil de la ruta.

Este jueves, día 13 de octubre, pusimos rumbo hacia la localidad axarqueña de Riogordo, en compañía del Grupo de Senderismo U.C.I. del Hospital Carlos Haya de Málaga, con el fin de realizar la ascensión del Alto de Gomer partiendo desde el cortijo de Auta.

Tras encontrarnos en el punto de reunión previsto a las 8:00h, iniciamos el recorrido en coche hacia Casabermeja por la A-45 (antigua N-331). Unos kilómetros antes realizamos una parada para hacer el pertinente desayuno en la venta el Corte, donde disfrutamos de unas magnificas rebanadas al gusto y café.
Reanudamos el camino. Tras llegar a Casabermeja, nos desviamos a la derecha en dirección a Colmenar y Riogordo, prosiguiendo por la A-356. Tras varios kilómetros y dejando atrás la localidad de Colmenar, tomamos la salida que indica hacia Riogordo. Llegamos a un cruce situado por encima del nivel de la carretera por la que hemos venido hasta ahora. A nuestro frente, unas flechas indicadoras señalan hacia la derecha a Riogordo, y a la izquierda hacia Colmenar y Casabermeja. Giramos a la izquierda, y pasamos un puentecillo sobre la carretera. Tras dejar a nuestra izquierda una reincorporación a la carretera en sentido contrario al que hemos traído nosotros, proseguimos al frente por una carretera con el firme en regular estado.
En escasos cien metros, descartamos un carril que parte a nuestra derecha, junto a una casa, y frente a la cancela de entrada de otra. Continuamos al frente durante aproximadamente un kilómetro, hasta encontrar a nuestra derecha un nuevo carril, junto al inicio del cual hay una señal indicadora de la Ruta de la Sierra. Tomamos por este, iniciando un descenso de algo menos de dos kilómetros y medio hasta el cortijo de Auta. El carril es sinuoso y extraordinariamente polvoriento (al menos en esta época).

Una vez en las inmediaciones del cortijo de Auta, aparcamos los vehículos en el lateral del carril. Desde este punto, podemos contemplar una magnifica vista de los denominados tajos del Sabar o tajos de Gomera.

Tajos del Sabar. A la izquierda el alto del Fraile. En el centro el alto de Gomer. A la derecha el alto de Doña Ana.

Los tajos del Sabar, deben su nombre a su proximidad al cauce del río Sabar. Se trata de una agrupación de tres picos (o bien de un monte tricúspide), situados entre los términos municipales de Riogordo y Alfarnatejo, los cuales presentan agrestes farallones dolomíticos. Estos picos son, el alto del Fraile de 1.229 metros, el alto de Gomer de 1.129 metros, y el alto de Doña Ana con 1.202 metros. Los tajos del Sabar, pertenecen al conocido como Arco Calizo Central o cordillera Antequerana, del cual constituyen una estribación meridional en su extremo más oriental.

Comenzamos nuestra ruta, caminando unos pocos metros por el carril mediante el cual hemos accedido, pero en sentido contrario. Al poco a nuestra izquierda se abre un carril que en escasos metros se bifurca. El ramal de la derecha lleva al edificio del cortijo de Auta, mientras que el de la izquierda se dirige a un vado en el arroyo de la Cueva.

Cortijo de Auta.

Vado en el río de la Cueva, próximo al cortijo de Auta.

Tomamos el ramal de la izquierda, para en unos escasos cien metros, poco antes de alcanzar el vado, encontrar a nuestra derecha un exiguo puentecillo metálico, el cual cruza el cauce del arroyo. Tomaremos por el, para posteriormente conectar en unos metros con el carril prolongación del que hemos abandonado poco antes del vado.

El cortijo-molino de Auta, actualmente en estado ruinoso, pero que todavía cumple funciones de aprisco para los rebaños y de almacén para determinadas labores agrícolas del cereal, se asienta en el denominado valle de Auta, pequeña depresión que forma el río de la Cueva entre la sierra de Camarolos al norte, y los montes de Málaga al sur. El valle de Auta, ha sido una zona poblada desde tiempos bien antiguos, tal y como demuestran la existencia en el de diversos yacimientos datados en el neolítico (próximos al tajo de Gomer) y el calcolítico. Asimismo se han encontrado restos de enterramientos de la época fenicia (tumbas antropomórficas) en la cercana sierra del Rey, periodo del cual también datarían las ruinas del núcleo inicial del castillo de Auta o Aute. También se han encontrado restos de origen romano tales como los de la villa romana de Auta cercanos al nacimiento del río de la Cueva, así como de alquerías datadas en la dominación árabe.  
Algunos historiadores afirman que en una alquería del valle de Auta, tuvo su cuna el caudillo muladí, Omar Ben Hafsún, el cual organizó y lideró una rebelión contra el Califato Omeya de Córdoba durante los años comprendidos entre el 880 y el 918 d.c. Dicha teoría parece perder credibilidad a favor de la actual zona de Parauta-Júzcar como lugar de nacimiento de Omar Ben Hafsún.

Cartel informativo sobre el cortijo de Auta.

Como curiosidad citaremos que el actualmente conocido como río de la Cueva, recibía en otras épocas la denominación de río Gordo o río de Oro, en alusión a que sus aguas bajaban pesadas o “gordas” debido al abundante arrastre de mineral que contenían. De esté río tomo la población de Riogordo su nombre tras su fundación.

Proseguimos caminando por el carril. Si dirigimos nuestra mirada hacia el cortijo de Auta, podremos apreciar, su parte posterior, viendo como este se sitúa sobre un pequeño cerrete, el cual está constituido por toba o caliza travertínica. En su parte baja, junto a una zona habilitada como corrales, apreciamos la existencia en la pared rocosa de una serie de pequeñas cavidades, algunas de las cuales pueden dar cobijo a varias personas. Determinadas fuentes comentan que dichas cavidades pudieron ser utilizadas en el pasado como eremitorios.

Vista posterior del cortijo de Auta. Nótese las cavidades existente abajo a la izquierda.

Continuamos caminando. A los lados del carril, se extienden vastos campos de cultivo de cereal, los cuales en estas fechas ya han sido cosechados presentando solo el rastrojo, cuyo color tiñe a dichos campos de un bonito color amarillo-dorado.
A nuestra izquierda, vemos la sierra del Rey, destacando el cerro de Castejón de 972 metros. Detrás de esta vemos la sierra de Camarolos (sierra del Jobo), con su máxima altura, el pico del Chamizo de 1.641 metros.

El cerro Castejón, perteneciente a la sierra del Rey. Detrás la sierra del Jobo con el Chamizo.

Tras recorrer aproximadamente unos ochocientos metros por el carril, nos desviamos a la izquierda. Lo ideal es localizar un pequeño sendero que nos hará pasar por nuestra izquierda cerca de unas torcas, donde hay un cercado para guardar ganado, evitando así que tengamos que atravesar por las tierras de cultivo. Si no lo localizamos, caminaremos campo a través en dirección al alto de Gomer, respetando las plantaciones andando por los bordes de los campos.

Tajo de Gomer.

El terreno se empina, y en unos pocos cientos de metro, alcanzaremos una franja de matorral, constituido fundamentalmente por retamas e hinojos de gran porte, la cual tendremos que atravesar. El matorral es bastante espeso, lo cual unido a la pendiente hace dificultoso el avance. Para no desviarnos del camino que hemos de seguir, tomaremos como referencia un gran galayo o aguja de roca situada en el Gomer a la izquierda. Justo junto a dicho galayo, en una zona similar a un embudo, se encuentra el punto de inicio de la ascensión.

Vía que seguiremos para la ascensión.

Una vez allí, realizaremos un alto para recuperar fuerzas. A partir de este punto, encontraremos una serie de marcas pintadas en la roca con pintura azul/púrpura, consistente en flechas y círculos que indican la dirección a seguir.

Punto de inicio de la ascensión. Nótese las marcas pintadas en la roca.

Comenzamos la ascensión por la derecha tal y como nos indica la primera marca. Iremos cancheando siempre extremando la precaución y afianzando bien los apoyos. En esta primera parte, salvo por la pendiente a superar, el ascenso no entraña mucha dificultad

Tras recorrer en subida aproximadamente unos doscientos metros lineales, alcanzaremos a modo de un pequeño puertecillo que se extiende entre la pared de Gomer y un pequeño galayo. Situados en este punto, ante nosotros aparece una cornisa, a modo de un enorme “tobogán”, por la que hemos de encaminar nuestros pasos.

Tobogán visto desde el puertecillo.

El tramo de descenso del tobogán es cómodo, y lo realizaremos lo mas pegados a la pared rocosa que podamos. Las dificultades comienzan en el tramo ascendente, no solo por la gran pendiente de este, sino y sobre todo, por la gran cantidad de roca suelta que encontraremos. Podemos ayudarnos en la subida, utilizando como pasamanos las rocas de los estratos verticales que sobresalen del suelo a nuestra izquierda. Esta zona será la que revista mayor dificultad a la hora de descender de la cima.

La ascensión se realiza íntegramente por la cara sur del Gomer, habiéndonos desplazado hasta ahora siempre en sentido oeste-este. Sin embargo una vez superado el tramo ascendente del tobogán, realizaremos un cambio de trayectoria hacia el oeste (ver imagen). En este tramo la pendiente es algo menor, pero continuamos encontrando gran cantidad de piedra suelta.

Ya próximos a la cima, tendremos que realizar algunas cortas trepadas en vertical, tras lo cual accederemos a la cresta cimera, alcanzando la cima en escasos metros. El punto de máxima altitud, está marcado por medio de un pequeño buzón montañero, en el cual hay una placa en la que indica que fue colocado allí por el Grupo de Montaña ANDAX de Vélez-Málaga, el 07/10/1995.

En la cima. Alto del Fraile al norte. Nótese el buzón situado en la cima.

La cumbre del Gomer, es estrecha y alargada en sentido oeste-este. Es de destacar, que en el extremo oriental de la cumbre, en la alta Edad Media, hubo una torre de vigilancia, la cual aprovechaba en parte de su estructura la propia roca.

Cima del alto de Doña Ana. La Maroma al fondo.

Las vistas desde la cima del Gomer son magnificas. Al norte, podemos apreciar los farallones del alto del Fraile.

Vista al norte. Alto del Fraile (1.229 metros).

Al oeste y al noroeste, vemos la sierra de Camarolos, integrada por la sierra del Jobo (a la derecha) y la sierra del Co (a la izquierda). La sierra del Jobo, está dominada por la cima del Chamizo (1.641m), mientras que en la del Co, vemos con claridad La Peña Negra (1.353m), uno de “los centinelas de las Pedrizas” (el otro, es la sierra de Las Cabras y reciben este nombre popular debido a que entre ellos discurre la autovía Málaga-Antequera, a través del puerto de las Pedrizas). Más cerca de nosotros vemos la sierra del Rey, destacando el cerro de Castejón (972m).

Vista al oeste. A la izquierda, la sierra del Co, con la Peña Negra en su extremo. En el centro y a la derecha parte de la sierra del Jobo. Ambas sierras forman parte de una unidad mayor que es la sierra de Camarolos. Más Próxima a nosotros la sierra del Rey con el cerro Castejón. La zona baja, más llana y cubierta de cultivos pertenece al corredor de Colmenar.

Vista al noroeste. Sierra del Jobo en la cual destaca la cumbre del Chamizo.

Al sur, podemos apreciar los pueblos de Riogordo y Colmenar, así como los Montes de Málaga.

Vista al Sur. Montes de Málaga, y los pueblos de Riogordo y Colmenar. También se aprecia parte del Corredor de Colmenar.

Riogordo.

Al oeste, destaca la cima del alto de Doña Ana, así como la cumbre de la Maroma (2.065m), en la sierra Tejeda-Almijara. Asimismo, vemos el embalse de la Viñuela, y los pueblos de Mondrón, Periana, Alcaucín y Canillas de Aceituno.

Vista al este. Cima del Alto de Doña Ana. La Maroma en la sierra Tejeda-Almijara. Embalse de la Viñuela y los pueblos de Mondrón, Periana, Alcaucín y Canillas de Aceituno.

Extendiéndose entre los Montes de Málaga y la sierra de Camarolos (Arco Calizo Central), observamos el denominado corredor de Colmenar, o Flysch de Colmenar. Se trata de un terreno de naturaleza arcillosa, poco accidentado, y de buena fertilidad para el cultivo (recordar los campos cerealistas que hemos atravesado al principio de la ruta).

Tras un buen rato reponiendo fuerzas en la cima, y contemplando semejante despliegue orográfico, emprendemos el descenso siguiendo el camino inverso al de la ascensión.
Bajaremos con precaución. En la parte más alta, tendremos que hacer algún que otro destrepe. La parte más delicada del descenso, es como dije anteriormente, el tramo ascendente del tobogán (que ahora es descendente). Es donde más fácilmente el vértigo nos puede jugar una mala pasada debido a la sensación de “estar en el aire” que tendremos, o bien resbalar debido a la gran cantidad de roca suelta, cosa que en este lugar podría tener graves consecuencias. Serán de gran ayuda una pareja de bastones de senderismo en este tramo, así como una alta concentración en lo que estamos realizando.

Una vez en la base del Gomer, tenemos dos posibilidades de regreso, o bien volvemos por el mismo camino de ida (opción que nosotros elegimos), o bien nos desviamos hacia el oeste para acercarnos al cortijo de Fariñas y la fuente del Borbollón para luego retornar al cortijo de Auta.

Volviendo la vista atrás.

Retornando, si dirigimos la vista atrás hacia el Gomer, nos parecerá increíble que solo unos momentos antes hubiéramos estado en su cima y transitando por sus paredes, ya que la sensación de inexpugnabilidad que transmite es notable.

Ya en las cercanías del molino de Auta, tomamos un tentempié en las orillas del río de la Cueva, disfrutando de la arboleda que crece en sus márgenes compuesta por olmos, sauces, chopos, fresnos e higueras.

Sierra del Rey y la Sierra del Jobo con el Chamizo, visto desde el carril que conduce a el cortijo de Auta.

Solo queda retornar a nuestra procedencia, poniendo fin así a un magnifico día de senderismo, que de seguro, no olvidaremos.

Altos de Gomer y Doña Ana.


Bibliografía y documentación:

-         Rebollo Bueno, Manuel y otros. “Itinerarios por espacios naturales de la provincia de Málaga – Una aproximación al conocimiento de su geología y su botánica”. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Málaga. Málaga 1997.
-         www.riogordo.es

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