Ruta realizada el 28 de octubre del 2012, por el Parque Natural Sierra de las Nieves. Partiendo del Área Recreativa de Quejigales, nos dirigimos al Cortijo del Peñón de Ronda, pasando por los ya ruinosos cortijos de Majada Vieja y Taramal. Se trata de un itinerario poco frecuentado en la actualidad.
Provincia: Málaga.
Localidad
de referencia: Ronda.
Tipo
de ruta: Lineal.
Distancia: 8 kilómetros.
Época
recomendada: primavera
y otoño.
Dificultad: Media.
Notas: En este recorrido, atravesamos
una zona de gran belleza del Parque Natural Sierra de las Nieves, estando
dominado el agreste paisaje por los farallones del Tajo del Canalizo y Los
Corralones, así como por los numerosos barrancos que forman la cabecera del
Arroyo de la Higuera. El terreno salvo en algunos cortos tramos no es
dificultoso, pero se trata de un recorrido de los llamados “rompepiernas”, con
continuas subidas y bajadas encadenadas. El principal problema de la ruta es la
orientación, sobre todo, desde los cortijos de Majada Vieja, hasta el cercado
que separa los terrenos del cortijo del Taramal, de los del cortijo del Peñón
de Ronda, ya que no existen senderos marcados, ni balizas, desapareciendo el
sendero en muchos puntos. Por lo tanto recomiendo llevar GPS con el track de la
ruta. Mucho cuidado en caso de niebla.
El
recorrido puede prolongarse por el Cortijo del Palancar, o por la cañada de La
Encina, para conectar con el Área Recreativa de los Sauces, en caso de travesías
de dos o más días. Por ultimo, señalar, que una buena parte del recorrido,
coincide con el antiguo trazado de la vía pecuaria, colada del camino de
Parauta.
Descargar track GPS.
Descargar track GPS.
Perfil de la ruta. |
La mañana del domingo 28 de octubre, nos dispusimos a realizar la primera ruta “seria” de la temporada 2012-2013, la cual consistiría en partiendo desde Los Quejigales, llegar hasta el cortijo del Peñón de Ronda, pasando por los cortijos de Majada Vieja y del Taramal como puntos intermedios.
Esta
ruta la intenté llevar a cabo años atrás, junto con mi amigo Jaime Flores, con
nefastos resultados. Corrían otros tiempos y la información disponible era
escasa, así como nuestros conocimientos del terreno. El caso es que nos
desorientamos, y sin saber como nos introdujimos en un aulagar, del cual
tuvimos serios problemas para salir (y ¡ay!, ¡como salimos!). Luego estuvimos
vagando, subiendo y bajando cañadas, intuyendo más que sabiendo a donde nos
dirigíamos, durante varias horas. Finalmente, cansados y con la oscuridad
persiguiéndonos, aparecimos en el llano de la Gotera, donde nos reorientamos y
regresamos a Los Quejigales a los que llegamos ya cayendo la noche. Si la
fortuna no nos hubiera conducido a un lugar conocido, hubiéramos tenido que
pasar la noche en la sierra, sin contar con equipo para ello, lo cual en verano
o primavera tardía, puede ser una autentica putada, pero en otras fechas o en
determinados días, puede ser el preludio de la tragedia. Por lo tanto,
moraleja, mucho cuidado con la orientación, así como con sobrevalorar nuestras
fuerzas, que podemos pasar de un día de diversión en contacto con la naturaleza
a pasarlas canutas o algo peor.
Como
suele ser ya habitual, nos pusimos en marcha a eso de las siete de la mañana, y
tras recorrer la distancia que separa Málaga de Ronda, y de realizar el
correspondiente desayuno en El Cortijo, enfilamos los últimos kilómetros que
nos separaban del Área Recreativa de Los Quejigales, donde dejamos nuestro
vehículo.
Edificio del antiguo cortijo de Quejigales. Hoy día reconvertido en alojamiento rural y puesto de la guarderia del Parque. |
Ya a pie, comenzamos a caminar por el carril del Sabinal, en la misma dirección que traíamos con el vehículo para alcanzar Los Quejigales. En escasos doscientos metros, encontramos una cadena que corta el paso por el carril a los vehículos. La rodeamos o la saltamos (según prefiramos). A nuestra derecha, llevamos el cauce del arroyo de las Carboneras, el cual en el día de hoy trae bastante agua, gracias a las abundantes lluvias que estamos disfrutando en este comienzo de otoño. Más a lo lejos vemos la cañada del Cuerno con su pinsapar.
Seguimos
por el carril, y en unos ciento cincuenta metros, a nuestra derecha alcanzamos
un puentecillo de madera, junto al cual un cartel nos informa de que en ese
punto comienza el sendero SL-A 140 Quejigales-Torrecilla. No tomaremos por el,
y continuaremos al frente. Unos ciento veinte metros más adelante, a nuestra
izquierda, se abre otro carril, el cual en un corto recorrido, se dirige a una
balsa contra incendios. Seguiremos por lo tanto al frente.
Caminamos
en ligero ascenso, rodeados por un pinar. En algo menos de quinientos metros,
alcanzamos el puerto del Quejigal, y tras este, en pocos metros, llegamos a una
bifurcación del carril. No tomaremos el ramal que surge hacia la derecha, y que
tras pasar junto a la fuente del Pinar o de Molina, se dirige hacia la cañada
de las Ánimas, los Hoyos de la Caridad y el tajo del Canalizo. Tomamos por lo
tanto el ramal de la izquierda.
El
nuevo carril inicia un suave descenso, y pronto a nuestra izquierda, se abre
una amplia perspectiva, que nos deja ver el cerro de la Yedra (1.427 m.), con
su característica forma cónica, así como las desnudas cumbres de sierra
Hidalga, y una serie de impresionantes barrancos, los cuales forman parte de la
cabecera del arroyo del Sabinal. En algunos de estos barrancos, podemos
observar, pequeños grupos de pinsapos.
Seguimos
perdiendo altura, y justo cuando el camino describe una curva a la derecha,
nuestro horizonte se amplia, pudiendo contemplar a nuestro frente el cerro de
Los Arcos (1.342 m.), completamente deforestado, así como más a la derecha, una
hondonada, donde si observamos con atención apreciaremos las ruinas de los
cortijos de Majada Vieja (también denominados como cortijos de la Majada Vieja,
o de la Majada de la Vieja). Por detrás de esta, vemos por primera vez la
familiar silueta del peñón de Ronda, a cuyos pies se sitúa el cortijo del peñón
de Ronda, nuestro objetivo de hoy. Más a la derecha, vemos los tajos de Los
Corralones, el tajo del Canalizo, La peñilla o cerro alto de Yunquera, y el
peñón de Enamorados, así como una parte de la cañada de Las Animas y de los
hoyos de la Caridad.
El cerro Los Arcos, a la izquierda, y el peñón de Ronda, nuestro objetivo, a la derecha. En la hondonada se aprecian los restos del cortijo de Majada Vieja Alta. |
Continuamos
bajando por el carril unos doscientos setenta y cinco metros. En este punto el
terreno se hace más nivelado y justo a nuestra derecha vemos las ruinas de los
cortijos de Majada Vieja. Si prestamos atención, veremos como a nuestra
derecha, un senderillo se encamina hacia las ruinas de los cortijos.
Abandonamos el carril, y tomamos por dicho senderillo.
Descendemos
suavemente por un terreno pedregoso y ralamente cubierto de plantas herbáceas.
En unos ciento cincuenta metros, a nuestra izquierda, observamos los restos de
lo que aparenta ser una antigua majada (lugar donde se recoge de noche el
ganado).
Proseguimos
descendiendo, y en unos setenta y cinco metros, alcanzamos un pequeño arroyo,
tributario del arroyo de la cañada de Enmedio, que cruzamos. Ahora comenzamos a
ascender ligeramente, en algunos tramos el senderillo está poco marcado. Cada
vez vemos más próximo las ruinas del cortijo de Majada Vieja Alta, con su era
situada en las proximidades.
En algo menos de doscientos cincuenta metros desde que cruzamos el arroyo, lo tendremos justamente a nuestra izquierda. Aquí, abandonamos el senderillo y nos dirigimos descendiendo hacia el campo a través. Pasamos primero por su era, bastante bien conservada, y finalmente alcanzamos los restos del edificio del cortijo, el cual se encuentra en un estado lamentable, con solo algunos segmentos de sus paredes en pie. La techumbre ha sucumbido al abandono, encontrando desperdigadas por su interior las vigas de madera y los restos de las tejas árabes que la componían.
Era y ruinas del cortijo de Majada Vieja Alta. |
En algo menos de doscientos cincuenta metros desde que cruzamos el arroyo, lo tendremos justamente a nuestra izquierda. Aquí, abandonamos el senderillo y nos dirigimos descendiendo hacia el campo a través. Pasamos primero por su era, bastante bien conservada, y finalmente alcanzamos los restos del edificio del cortijo, el cual se encuentra en un estado lamentable, con solo algunos segmentos de sus paredes en pie. La techumbre ha sucumbido al abandono, encontrando desperdigadas por su interior las vigas de madera y los restos de las tejas árabes que la componían.
Tras la
breve visita, retornamos al senderillo que abandonamos para acercarnos a las
ruinas. El sendero desciende ahora, dirigiéndonos al cauce del arroyo de la
cañada de Enmedio. A nuestro frente vemos los restos del cortijo de Majada
Vieja Baja, de mayor tamaño, y algo mejor conservado.
En esta imagen vemos las ruinas del cortijo de Majada Vieja Baja, su era (detrás), y el abancalamiento para el huerto (derecha). |
Cruzamos
el arroyo de la cañada de Enmedio, algo a la derecha del cortijo, en las
cercanías de una majada. En este punto, vemos una gruesa manguera de goma
negra, que transporta agua a una antigua bañera metálica que cumple las
funciones de abrevadero para el ganado.
Una vez
cruzado el arroyo, nos dirigimos al cortijo de Majada Vieja Baja por un
senderillo que discurre más o menos paralelo al cauce del arroyo. Primero
pasamos por la majada antes citada, para luego en menos de cien metros alcanzar
las ruinas del edificio principal. Como hemos dicho ya, este, conserva mejor su
estructura, manteniendo aun algunas porciones de su techumbre, lo cual nos
permiten ver la técnica constructiva utilizada en estas edificaciones. Asimismo
en los alrededores observamos los restos de lo que parecen ser bancales para
cultivo.
Edificio del cortijo de Majada Vieja Baja. |
Otra vista del cortijo de Majada Vieja Baja, donde se aprecia la estructura de la techumbre. |
Aquí
situados, viendo el agreste paisaje que nos rodea, la pobreza del suelo, y las
características de estos cortijos, nos pasa por la mente, la dura y solitaria
vida de aquellos que en el pasado, moraban en estos enclaves, especialmente en
invierno, cuando el frío y la nieve se adueñan de la sierra.
Debemos
proseguir camino, para ello, debemos dejar el edificio del cortijo a nuestra
izquierda, y encaminarnos a una era próxima a este. Poco antes de llegar a
dicha era, alcanzaremos un deteriorado sendero que tomaremos hacia la derecha,
dejando la era a la izquierda.
El
sendero comienza a ascender con una buena pendiente. Al poco cruzamos un
reguerillo de agua que se dirige en busca del arroyo de la cañada de Enmedio.
El sendero desaparece y reaparece por tramos, pero se sigue sin dificultad,
ascendiendo siempre en dirección a un pequeño collado, el cual alcanzaremos
tras haber recorrido unos doscientos cincuenta metros desde la era.
Una vez
en el collado (1.222 m.), las vistas sobre el tajo del Canalizo son
excepcionales. A nuestro frente, se extienden territorios que forman parte de
la cuenca del arroyo de la Higuera, también conocido como arroyo de la Cuesta
del Gazpacho o arroyo de Parra, que será por los que transitaremos a partir de
ahora. A nuestra espalda, quedan los terrenos que forman la parte alta de la
cuenca del arroyo del Sabinal, denominado también a veces como arroyo de Lifa.
Ambos arroyos, confluyen más adelante, para formar el río de El Burgo, el cual
tras la incorporación de otros arroyos, originara el río Turón, afluente del
río Guadalhorce.
NOTA:
La toponimia de los aquí citados como arroyo de la Higuera y arroyo del Sabinal,
es variable según la fuente consultada. La mayor parte de los mapas, citan a
ambos indistintamente como arroyo de la Higuera, lo cual resulta ambiguo. Otras
fuentes denominan al aquí nombrado como arroyo de la Higuera, como arroyo de la
Cuesta del Gazpacho, reservando el nombre de arroyo de la Higuera, al que aquí
citamos como arroyo del Sabinal. Téngase esto en cuenta a la hora de consultar
la topografía disponible.
Vista al este desde el collado. En el centro el tajo del Canalizo. A su izquierda el tajo de Los Corralones. |
Asimismo,
vemos que sobre toda la parte alta de la sierra de las Nieves, se encuentra
detenida una espesa banda nubosa, con ese característico color gris, que
presagia lluvia. Su altitud (unos 1.300 m.), unido al viento dominante
(sureste), nos pone en alerta ante la posibilidad de que un poco más tarde la
lluvia o la niebla nos alcance (tal y como sucedió en el regreso). Pero de
momento, decidimos continuar con la ruta.
Tras
contemplar el paisaje en el collado, nos ponemos nuevamente en marcha.
Afrontamos ahora una bajada con gran inclinación en la que cuidaremos de no
tener un mal paso. Al final de esta (unos ciento treinta metros), alcanzamos el
cauce del arroyo de la Higuera, el cual trae una buena cantidad de agua. En
este punto, observamos una serie de postes metálicos, los cuales parecen haber
sido los soportes de un cercado que separaban los terrenos del cortijo de
Majada Vieja Baja y el cortijo del Taramal, y cuyos alambres actualmente están
desmontados.
Cauce del arroyo de la Higuera. Apréciese a la izquierda los soportes de la antigua valla que limitaba los terrenos de ambos cortijos. |
Una vez
cruzado el arroyo, iniciamos la subida de un nuevo repecho, superado el cual
nos habremos encaramado a la parte alta de un alomamiento, desde el cual a
nuestra izquierda vemos el encajonado valle por el cual discurre el arroyo de
la Higuera, y que es conocido en la zona como la cuesta del Gazpacho, curioso
nombre, del cual desconozco su razón. Al frente vemos el peñón de Ronda aun
lejano, y a la derecha la zona del tajo del Canalizo y la cañada de las Ánimas.
Vista sobre el valle del arroyo de la Higuera, el cual en esta zona se conoce como cuesta del Gazpacho. |
De nuevo los tajos del Canalizo y Los Corralones. |
Descendemos
ahora por la cara contraria del alomamiento, cuando comenzamos a ver las ruinas
del cortijo del Taramal. Aunque el sendero pasa por el la derecha del cortijo,
nosotros descendemos directamente hacia el, siguiendo unas sendillas de ganado.
Posteriormente retomaremos el sendero.
El
cortijo del Taramal, o cortijo de Taramales, al igual que los cortijos que hemos visitado
previamente, se encuentra en un estado ruinoso, con la práctica totalidad de su
techumbre derrumbada.
A su alrededor encontramos algunas zonas de pastizal, así como pequeños pinsapos y otros árboles y arbustos, entre ellos algún rosal silvestre. Desde mi punto de vista, este cortijo, se sitúa en un lugar más agradable que los cortijos de Majada Vieja. Por los alrededores, numerosas ovejas pastan despreocupadas, hasta que se percatan de nuestra presencia.
Ruinas del edificio del cortijo del Taramal. |
A su alrededor encontramos algunas zonas de pastizal, así como pequeños pinsapos y otros árboles y arbustos, entre ellos algún rosal silvestre. Desde mi punto de vista, este cortijo, se sitúa en un lugar más agradable que los cortijos de Majada Vieja. Por los alrededores, numerosas ovejas pastan despreocupadas, hasta que se percatan de nuestra presencia.
Finalizada
la visita al cortijo del Taramal, no desplazamos para retomar el sendero del
cual nos desviamos con anterioridad. Al poco (menos de cien metros), el sendero
pasa por el medio de la antigua era del cortijo. Caminamos ahora por un terreno
más o menos nivelado y cómodo, en dirección a unos cortados situados a los pies
del tajo del Canalizo (¿tajos Abanico y Colorao?).
A nuestra izquierda llevamos un coqueto cerro bicúspide (según el mapa 1.184 m. de altura la cima de la izquierda, y 1.213 m. la cima de la derecha), con un amplio collado separando ambas cimas.
Desde nuestra posición, los farallones del tajo del Canalizo, se muestran impresionantes. |
A nuestra izquierda llevamos un coqueto cerro bicúspide (según el mapa 1.184 m. de altura la cima de la izquierda, y 1.213 m. la cima de la derecha), con un amplio collado separando ambas cimas.
Caminamos
en dirección este, para en unos ciento cincuenta metros, alcanzar el lecho de
un pequeño arroyo que se encuentra seco, situado casi en la base de los
cortados. Atravesamos el arroyo, para luego girar en dirección norte con el fin
de rodear los farallones que tenemos al frente. Comenzamos a transitar por una
empinada ladera, por medio de unos estrechos senderillos de cabras, procurando
ni perder, ni ganar altura. Deberemos ser cuidadosos, ya que la estrechez de la
senda, hace fácil perder pie y que caigamos ladera abajo.
En
aproximadamente unos doscientos metros, habremos salido de esta zona más
comprometida, y nuestra senda comienza a describir un giro hasta situarnos
nuevamente caminando en dirección este. Las vistas desde este punto, hacia el
complejo conjunto de escarpes del tajo del canalizo son magnificas, aportando
las nubes bajas retenidas en esa zona un toque de misterio.
El tajo del Canalizo, cubierto por las nubes bajas. |
Foto de detalle de algunos de los escarpes del tajo del Canalizo. En el situado más a la izquierda vemos una oquedad de poca profundidad. |
Descendemos
ahora en dirección al cauce del arroyo de la cañada de Las Ánimas. A medida que
nos aproximamos, a nuestra derecha, podemos observar algunos saltos de agua de
medianas proporciones. Finalmente alcanzamos el cauce, que trae una buena
cantidad de agua, formando en este punto algún que otro saltillo, y lo
atravesamos. Para continuar, debemos desviarnos un poco a la derecha, atravesar
una cornillisa, y girar hacia la izquierda, iniciando el ascenso por la otra
vertiente del arroyo.
Una vez
arriba, descendemos nuevamente para atravesar otra pequeña cañada, en cuyo
fondo discurre un arroyillo tributario del arroyo de la cañada de las Ánimas.
Una vez superado, afrontamos ahora una subida de gran pendiente por el otro
lado de la cañada.
Una vez
arriba, se abre ante nosotros otra nueva cañada que hemos de atravesar, con su
correspondiente arroyo en el fondo, este con escaso caudal.
Superada
esta última cañada, alcanzamos un terreno algo más llano, cubierto por plantas
herbáceas. A nuestro frente se extiende ahora el tajo de Los Corralones.
Dispersos por esta zona, observamos buen numero de arces de Montpellier (Acer monspessulanum L.), conocidos también con el nombre de
Ázar, los cuales se están vistiendo ya con su traje otoñal. Más próximos a los
cortados, vemos algunos pinsapos dispersos.
Tajo de Los Corralones. |
Caminamos ahora en ligero ascenso, en dirección a Los Corralones. El sendero en esta zona prácticamente ha desaparecido, por lo que deberemos de tener cuidado de no desviarnos. Ya próximos a los cortados, y a un grupo de pinsapos, alcanzamos un pequeño arroyo que atravesaremos. En este punto, veremos a nuestra izquierda, un vallado. Se trata del cercado que separa los terrenos del cortijo del Taramal de los del cortijo del peñón de Ronda. Nos encaminamos hacia el, y pronto nos encontraremos ante una pequeña angarilla, la cual abriremos, pasaremos por ella, y tras esto, cerraremos para dejarla tal y como la encontramos.
Proseguimos.
A partir de aquí, el sendero está mucho mejor marcado, y balizado por los
típicos montones de piedras que los senderistas y montañeros suelen levantar.
En escasos cuarenta metros, alcanzamos una charca, rodeada por unos pocos pinsapos,
la cual se conoce como La Laguna. Se trata de un lugar de gran tranquilidad y
belleza, ideal si el tiempo lo permite para tomar un tentempié.
Continuamos
la marcha. A la derecha llevamos Los Corralones, mientras que a nuestra
izquierda, llevamos la cuesta del Gazpacho, por cuyo fondo discurre el arroyo
de la Higuera. Avanzamos ahora más rápidamente, realizando pequeñas subidas y
bajadas, pero sin ganar ni perder altura neta. En unos cuatrocientos cincuenta
metros desde La Laguna, a nuestra izquierda, encontramos una fuente, la cual
por su buen estado de conservación aparenta haber sido reparada recientemente.
Se trata del pilar de Los Corralones.
Avanzamos,
y a poco más de cincuenta metros más adelante, alcanzamos una zona en la que se
ha producido un gran desprendimiento de piedras sobre la ladera. El sendero se
interna a través de ella. Tendremos cuidado con las abundantes piedras sueltas
que podrían hacer que diéramos un mal paso.
Una vez
atravesado el pedregal, el camino comienza a descender. En este momento,
alcanzamos un lugar, el cual es conocido por el nombre de La Mirandilla. Desde
este se tiene una magnifica visión sobre el peñón de Ronda y su cortijo, los
cuales ya se sienten “al alcance de la mano”.
Proseguimos,
animados por el hecho de tener cerca nuestro objetivo. El sendero desciende
decididamente. Atravesamos un ralo pinsapar, compuesto por ejemplares de gran
porte, el cual recibe el nombre de pinsapar de La Mirandilla. Los pinsapos
ocupan especialmente la zona que se sitúa a nuestra derecha. Asimismo en esta
zona podemos encontrar algún que otro arce de notable tamaño.
Continuamos
descendiendo, para poco después (unos ochocientos metros desde el pilar de Los
Corralones), alcanzamos el conocido como pilar de la Breña, una particular fuente,
la cual posee dos pilones a diferente altura: uno de gran tamaño en la parte
superior, y otro más pequeño situado a menor altura.
Continuamos
descendiendo durante unos cien metros más, hasta alcanzar el cauce de un
pequeño arroyo. Los pinsapos han quedado atrás, caminando ahora por un terreno
cubierto por plantas herbáceas. Desde este punto, solo resta caminar algo más
de unos quinientos cincuenta metros, por un terreno fácil y en ligero ascenso
en su mayor parte, para alcanzar el edificio del antiguo cortijo del peñón de
Ronda.
El
cortijo del peñón de Ronda, se encuentra en un estado de conservación mucho
mejor que los otros cortijos que visitamos durante nuestro trayecto. Esto se
debe a que el cortijo fue abandonado relativamente hace poco, a finales de los
noventa, y sus terrenos comprados por la administración andaluza para
incorporarlos al parque natural.
Últimos metros para alcanzar el cortijo del peñón de Ronda, en mejor estado de conservación que los otros cortijos anteriormente visitados. |
Desde
el cortijo, se aprecian en todo su esplendor los farallones rocosos del peñón
de Ronda. Si entrara dentro de nuestros planes, podríamos enlazar con el Área
Recreativa de Los Sauces, bien a través del puerto del peñón de Ronda y el
Cortijo del Palancar, o bien a través de la cañada de la Encina (ver ruta de
PIAGUVI, Los Sauces – Cañada de la Encina – Peñón de Ronda – Cortijo del
Palancar – Los Sauces, donde pueden verse en detalle ambas opciones).
Alcanzado
ya nuestro objetivo, hacemos un alto para almorzar. Durante el refrigerio,
observamos con preocupación como las nubes bajas que estaban retenidas por la
parte alta de la sierra, logran liberarse de esta, y progresan en nuestra
dirección. El cielo se cubre completamente y amenaza con lluvia inminente. De
hecho, notamos como algunas finas gotas de agua escapan de las nubes.
Decidimos
no retrasar más nuestro regreso, y nos ponemos en marcha en dirección a Los
Quejigales. Pronto comienza la lluvia, afortunadamente no muy intensa, pero que
nos obliga a hacer uso de nuestros ponchos y cubremochilas. Paralelamente en
algunos tramos, jirones de niebla alcanzan por donde caminamos. Esto nos hace desistir
de coger una ruta alternativa de regreso, la cual no hemos recorrido con
anterioridad, que desde la angarilla del vallado que separa los terrenos del
peñón de Ronda de los del Taramal, se dirige más próxima a los cortados del
tajo del Canalizo, atraviesa los hoyos de la Caridad, y conecta finalmente con
el carril de la fuente del Pinar o de Molina.
La
lluvia remite cuando estamos ya próximos al cortijo del Taramal, lo cual hace
más liviano el recorrer lo que nos resta de camino hasta Los Quejigales. Finalmente
alcanzamos estos donde damos por concluida la ruta de hoy.
Ha sido
una gran ruta, la cual nos ha permitido contemplar bellos paisajes. Sin
embargo, no hemos conseguido cumplir algunos de los objetivos que nos habíamos
fijado, como eran localizar los parajes de las higueras del Bendito, y la
chorrera de las Vigas, hitos notables. Esto nos da la excusa necesaria para
regresar por la zona próximamente e intentar localizarlos.
Posts Relaccionados:
- Ruta Los Sauces – Cañada de la Encina – Peñón de Ronda – Cortijo del Palancar – Los Sauces.
Para saber más:
- Ruta Los Sauces – Cañada de la Encina – Peñón de Ronda – Cortijo del Palancar – Los Sauces.
Para saber más:
-
“Sierra de las Nieves-Guía del
Excursionista 3ª edición”. Rafael Flores Domínguez y Andrés Rodríguez González.
Editorial La Serranía. Ronda 2008.
-
“Andar por la Sierra de las Nieves (Serranía
de Ronda)-Guía de sus mas bellas excursiones”. Luis Gilperez Fraile. Ediciones
Penthalon. Madrid 1989.
-
“Sierra de las Nieves-Guía de Senderos
Volumen 1”. Asociación Grupo de Desarrollo Rural Sierra de las Nieves.
Editorial La Serranía. Ronda 2010.
-
“Parque Natural Sierra de las Nieves – Mapa y
Guía. Colección GPS”. Varios autores. Editorial Penibética. Granada 2004.
Las fotos son maravillosas, y el recorrido explicado de una forma impecable y amena. alguno de esos cortijos los he conocido "funcionando" y habitado por sus dueños. Mi enhorabuena y saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias Loreto por tus amables palabras. Me alegra que hayas encontrado interesante esta entrada del blog. Recibe un cordial saludo de mi parte.
EliminarHi. It's possible to sleep to the Cortijo de los Quejigale?
ResponderEliminarHola!. Actualmente no lo se a ciencia cierta. Durante un tiempo ha funcionado como alojamiento rural, gestionado por EGMASA. Lo mejor es que lo consultes en la siguiente dirección:
Eliminarhttp://www.agenciamedioambienteyagua.es/
o llamando a los siguientes telefonos: 955 26 00 00 - 902 52 51 00
Siento no poder haber clarificado tu duda. Recibe un cordial saludo.