Variada y bella ruta, la cual partiendo del paraje del Nacimiento en el pueblo de Igualeja, nos acercara en una caminata de unos cinco kilómetros a la localidad de Parauta. Ruta recomendada para realizar en otoño, con el castañar mostrando sus mejores tonalidades.
Provincia: Málaga.
Localidad de referencia: Igualeja.
Tipo de Ruta: Lineal.
Distancia: 5,2 kilómetros.
Época recomendada: Otoño, en especial mediados de
noviembre.
Dificultad: Baja.
Notas: Esta caminata, puede combinarse con las
rutas Parauta-Cartajima, y Cartajima-Igualeja, para hacer un recorrido circular
de algo más de 17 kilómetros, por los bellos paisajes que nos brinda el Havaral
en otoño (ver). Abstenerse de recolectar castañas.
Mapa general de la ruta. |
Perfil de la ruta. |
Esta es
la primera de las rutas que hemos realizado esta temporada otoñal, por el Valle
del Genal, para poder contemplar como evoluciona el castañar a medida que
avanza la estación.
Iniciamos
esta ruta, en el Paraje del Nacimiento, en Igualeja, lugar donde el río Genal,
tiene su nacimiento oficial. En este enclave, la denominada surgencia de
Igualeja, sale al exterior, a través de una grieta triangular de escasa profundidad. Los
alrededores han sido acondicionados para el disfrute del público, mediante
diques que conforman pequeños saltos de agua escalonados, barandillas, bancos y
zonas verdes y de juego, que otorgan al conjunto un bello aspecto de
“naturaleza domada”.
Paraje del Nacimiento de Igualeja. |
Nacimiento de Igualeja - Detalle de la surgencia. |
Comenzamos
a caminar escasos metros, en dirección a la carretera MA-7304 (ex MA-526),
mediante la cual hemos accedido al pueblo con nuestro vehículo. A nuestro
frente y un poco a la izquierda, vemos la nave de la cooperativa de castañas de
Igualeja, mientras que a nuestra derecha, vemos las instalaciones del hotel
rural/restaurante, El Nacimiento del Genal, junto a un puente de piedra,
mediante el cual la carretera atraviesa el cauce del río.
Hotel Nacimiento del Genal y puente de piedra. |
Paraje del Nacimiento - detalle. |
Giramos
a la derecha y atravesamos el puente. A nuestra izquierda, queda la Piscina
Municipal de Igualeja, y a la derecha tenemos otra bella perspectiva del paraje
del Nacimiento. Al poco veremos a nuestra izquierda, un panel que informa sobre
el Termino Municipal de Igualeja. Junto a el, parte la calle Canal, por la cual
encaminaremos nuestros pasos.
Panel informativo sobre el termino municipal de Igualeja, situado junto a C/ Canal. |
Caminando
por la calle Canal, cuyo nombre viene tomado de una pequeña acequia que
discurre a ras de suelo en su borde derecho, llevaremos a nuestra izquierda, el
cauce del río, el cual divide al pueblo, en dos barrios: en la margen
izquierda, se encuentra el barrio del Albaicín, mientras que en la derecha, se sitúa
el llamado barrio de Santa Rosa, o barrio Alto. En los márgenes del río,
podemos observar algunos fértiles huertos.
Giramos
por la primera calle que encontramos a nuestra derecha, y comenzamos a
callejear por el barrio de Santa Rosa, hasta situarnos en la entrada de la
calle La Tetona. Aquí veremos una señal vertical con una flecha, que indica el
inicio del sendero de pequeño recorrido PR-A 226 Parauta-Igualeja. En ella
podemos ver una indicación horaria hasta “Parautas”, de 1h. 30min. Nuestro
camino, va a discurrir siempre por dicho PR, por lo que iremos encontrando a
medida que lo recorramos, estaquillas indicadoras de este, a las que debemos
estar atentos.
Calle La Tetona y señal vertical de inicio del PR-A 226. |
Caminamos
por calle La Tetona, afrontando su fuerte pendiente. En algo más de cien
metros, las casas del pueblo, dejan paso al campo, transformándose el
hormigonado del suelo en un carril terrizo, y disminuyendo su pendiente.
El
camino discurre entre fincas dedicadas al cultivo de árboles, tales como olivos
y almendros, pero sobre todo del castaño, realizando suaves subidas y bajadas.
Al poco, a nuestra izquierda, encontraremos un grupo de encinas, las cuales
parecen anclar sus raíces en roca viva.
Encinas ancladas en roca viva. |
Donde la vegetación nos lo permite,
podemos ver a nuestra izquierda, el cerro Garduña, completamente tapizado de
castaños. Mas abajo, entre dicho cerro, y la ladera por la que discurre nuestro
camino, se sitúa el cauce del arroyo del Hiladero, flanqueado por algunos
chopos, el cual se dirige a buscar su unión con el Genal, muy cerca de
Igualeja.
El cerro Garduña tapizado de castaños. |
En las márgenes
del camino, podremos ver los primeros ejemplares de zumaque (Rhus coriaria),
arbusto, empleado como planta medicinal (antidiarreico) y como curtiente de
pieles, gracias a su riqueza en taninos. En esta época, podemos observar sus típicos
ramilletes de frutos marronaceos-anaranjados, y como algunas de sus hojas,
comienzan a enrojecer por el efecto de la otoñada.
Zumaque (Rhus coriaria). |
En
escasos metros, atravesaremos el curso de una torrentera, la cual desemboca en
el arroyo del Hiladero. En este lugar, el camino realiza una curva a la
izquierda. Comenzamos a ascender. En escasos setenta metros, llegamos a una
zona más estrecha, donde la lluvia, ha erosionado el camino, dificultando algo
el avance. Este tramo es corto, de no más de treinta metros.
Caminamos
entre fincas dedicadas al cultivo del castaño, la mayoría de ellas valladas. En
esta época, estamos en plena campaña de recolección de la castaña, pudiendo ver
por ello, como en las fincas, familias enteras, se afanan en la recogida de tan
preciado fruto. Con frecuencia, las mujeres son las encargadas de la recogida, mientras
que los hombres se encargan del transporte y la comercialización. El fruto
recogido, se introduce en sacos de color blanco, que parecen estar
normalizados, para posteriormente ser llevados a la cooperativa de castañas.
Donde es posible, el transporte se realiza con vehículos a motor. Pero en
muchas zonas el acceso con vehículos no es posible, realizándose este proceso a
lomos de mulas.
Las hojas del castaño se encuentran en su mayoría aún verdes. |
Los
castaños, se encuentran mayoritariamente aun con la hoja verde. Solo algunas
pocas, se han tornado amarillas. De sus ramas, cuelgan multitud de erizos
dorados, entreabiertos, dejando ver su secreto contenido, junto a otros aun
verdes y cerrados. El suelo se encuentra tapizado de erizos caídos y de
castañas dispersas. Con frecuencia, escucharemos el sonido de algún erizo que
se desprende de las ramas, y que golpea entre el follaje antes de caer al suelo,
obligándonos en mas de una ocasión a mirar desde donde cae, no vaya a ser que
nos impacte a nosotros.
Erizos mostrando las castañas que contienen. |
El
camino, siempre en ascenso, nos hace serpentear por la ladera sur-este de la
Loma de Igualeja, siempre rodeados de castaños. En algo más de doscientos
cincuenta metros, encontramos a nuestra derecha, un senderillo, el cual no
tomaremos. Habremos recorrido algo mas de ciento ochenta metros, cuando el
camino se torna hormigonado, durante alrededor de cien metros. En este tramo, en
unos setenta metros, encontramos a nuestra izquierda, un sendero, el cual no
debemos tomar.
Castaño junto al sendero. |
Poco
después de que el hormigón desaparezca, alcanzamos la cordal de la Loma de
Igualeja. Allí, nuestro sendero, interseca con una pista que se extiende de
derecha a izquierda. En algunos mapas, esta pista se denomina Camino de Halda o
de Jalda, pero también es conocida como “el carril de Lo Alto de la Loma”. Si
girásemos a la derecha y continuáramos por ella, conectaríamos con la carretera
MA-7304, que se dirige a Igualeja. Sin embargo, nosotros continuamos al frente,
viendo al lado derecho del camino, una estaquilla indicadora del PR. A partir
de este punto, podremos encontrar durante un tramo, vehículos a motor
circulando por el camino que seguimos.
Caminando por la loma de Igualeja. |
Comenzamos
a descender, y a escasos veinticinco metros, encontramos un sendero a nuestra
izquierda, el cual no hemos de tomar, ya que se dirige a una caseta próxima.
Entre los espacios que dejan libre el ramaje de los castaños, comenzamos a ver
la Cancha Armola o Cancha de Almola (1.406
metros), y el Cerro Malhacer o Melhacer (1.154
metros), así como algo mas tarde, Cartajima y Los Riscos de Cartajima, lo
cual invita a realizar fotografías, desgraciadamente unos cables de alta
tensión, cruzan nuestro espacio visual, lo cual, afearía la toma.
Cancha Armola. |
Cartajima con Los Riscos como telón de fondo. |
En unos
sesenta y cinco metros, alcanzamos un nuevo sendero, que se abre a la derecha,
y que atraviesa una reja metálica. Obviamente, no tomaremos por el.
Continuamos
descendiendo, siempre entre castañares. Habiendo recorrido unos ciento ochenta
metros, encontramos un nuevo sendero a la derecha, el cual descartaremos.
Metros después pasaremos por una angarilla, en cuya apertura, al lado derecho,
podemos ver una estaquilla indicadora de continuidad del PR. Justo delante de
nosotros observamos un pintoresco castaño. En este punto, en mi opinión,
comienza, la parte más bella del recorrido, la cual se extenderá hasta poco
antes de alcanzar el cauce del arroyo de los Granados.
Angarilla y pintoresco castaño junto al camino. |
Los
castaños nos envuelven, y el sendero se hace mas estrecho y sinuoso. Aquí los
vehículos no pueden acceder, dada la irregularidad del terreno. En muchas
zonas, los castaños, son acompañados bajo sus ramas por helechos, así como tras
haber llegado las primeras lluvias del otoño, varios tipos de hongos se
desarrollan a sus pies.
La belleza del castañar nos envuelve. |
Habremos
recorrido aproximadamente unos doscientos ochenta metros, cuando encontramos
una nueva angarilla, a través de la cual dirigimos nuestros pasos.
Aproximadamente
cien metros después, abajo a la izquierda, a algunos metros del sendero,
podremos ver una piedra cuadrangular, en cuya cara superior hay tallada una
cruz. Dicha cruz, señala el sitio donde fue asesinado un hombre en una reyerta
familiar, al parecer, acaecida entre dos cuñados.
Cruz de piedra que señala donde fue asesinado un hombre en una reyerta familiar. |
Cien
metros mas adelante, encontraremos un sendero a la derecha, el cual
descartaremos, y en otros cien metros más, hallaremos otro, esta vez a la
izquierda, que tampoco hemos de tomar. El camino comienza a descender con más
pendiente, por un área algo mas abierta, pero siempre entre castaños. El
sendero es estrecho y poco aparente. Algunas estaquillas del PR, nos indican
que vamos por el buen camino. El
castañar de nuevo se hace más denso y cerrado, haciéndonos disfrutar de bellas
vistas.
El sendero nos lleva entre fincas dedicadas al cultivo de la castaña. |
Castaños. |
Tras
recorrer unos trescientos cincuenta metros, comenzamos a ver a nuestra
izquierda, la típica vegetación de ribera, que acompaña al cauce del arroyo de
los Granados. Entre ella, destacan algunos chopos, los cuales en estas fechas,
tienen su follaje casi completamente teñido de amarillo.
Aproximándonos al cauce del arroyo de los Granados. |
Concluimos
el descenso, junto a un quejigo, y llegamos a una zona más llana, de la que
parten dos ramales. El ramal de la derecha, el cual presenta una puerta
metálica, es un carril, el cual comunica con la MA-7304, y que no tomaremos. Nos
encaminaremos por el ramal de la izquierda, de menor anchura. Pronto a la
derecha, vemos un terreno acotado por alambrada, el cual es utilizado como
aprisco para guardar ganado ovino y caprino. En escasos metros alcanzamos un
vadillo sobre el arroyo de los Granados, por el cual cruzaremos su cauce.
Vadillo por el que cruzamos el arroyo de los Granados. |
El
camino comienza a ascender fuertemente, curveando por la ladera suroeste de la
Loma de la Padereta. Si dirigimos la vista hacia donde hemos venido, podremos
contemplar el “mar de castaños” que ocupa prácticamente toda la Loma de
Igualeja. A nuestra derecha, destaca la imagen de la Loma Pajarria (944
metros).
La loma de Igualeja, cubierta completamente por castaños. |
Loma Pajarria. |
En este
tramo del camino, los castaños escasean, y los árboles que nos acompañan, son
principalmente alcornoques (los cuales son mas conocidos como chaparros en esta
zona), encinas y algún que otro olivo. En aproximadamente doscientos cincuenta
metros, desde que vadeamos el arroyo, encontraremos un sendero a la izquierda,
el cual no tomaremos.
Tras
recorrer otros doscientos ochenta metros, llegaremos a un sendero que parte a
la derecha, el cual se encuentra cerrado por una cancela metálica. Próxima a la
cancela, encontramos una estaquilla del PR, con una señal de camino equivocado,
que nos indica que hemos de seguir al frente. Justo en este punto, se
desarrollan unos alcornoques de gran porte, hemos de destacar en especial el
del borde izquierdo del camino, de cuya base arrancan tres gruesas ramas.
Chaparros (alcornoques). El de la izquierda desarrolla tres ramas desde su base. |
Seguimos
ascendiendo, y el castaño recupera nuevamente su hegemonía. Habremos recorrido
unos quinientos cincuenta metros, cuando a nuestra derecha, se abre un nuevo
sendero, que asciende ligeramente, y que se encuentra encajado a ambos lados
por valla metálica. En su comienzo podemos ver una cadena la cual permanece
abierta. Nosotros seguimos de frente. En este tramo, de nuevo, podemos
encontrarnos con algún vehículo a motor.
Poco
más de treinta metros después, alcanzamos un cruce. El ramal de la izquierda,
desciende, mientras que el de la derecha asciende ligeramente. En la entrada de
este último vemos una estaquilla del PR, que indica camino equivocado. Nosotros
nuevamente, seguimos al frente.
En
aproximadamente ciento cincuenta metros, observaremos a nuestra derecha, un
pequeño senderillo, irregular y sinuoso, que asciende. Lo obviaremos. Unos
sesenta metros mas allá, encontraremos de nuevo a nuestra derecha, donde el
camino hace una cerrada curva, un ancho sendero, que asciende encajado entre
castaños. Lo mismo que antes, seguimos recto. Cien metros mas adelante, se abre
otro senderillo a la derecha, el cual igualmente asciende, encajado entre la
vegetación, y que del mismo modo obviaremos. En este tramo, vemos como el
zumaque, jalona de nuevo las márgenes del camino.
Caminados
ciento veinte metros más, la senda se torna hormigonada, anunciando la
proximidad de Parauta. En cincuenta metros aproximadamente, a nuestra izquierda
se abre un camino que llanea. En su entrada, vemos unos soportes metálicos para
una cadena, la cual se halla ausente. Pintado en el soporte de la derecha,
vemos la típica cruz del PR, que indica camino equivocado. Nosotros seguimos
como hasta ahora al frente, disfrutando de las vistas que tenemos de la Cancha
Armola, del Cerro Malhacer, y de Cartajima y sus Riscos.
Cancha Armola (derecha) y cerro Malhacer (izquierda), vistos desde la entrada al pueblo de Parauta. |
Cincuenta
metros mas adelante, el camino se bifurca. El ramal de la izquierda desciende,
mientras que el de la derecha sube. Tomamos por el de la derecha.
Al poco
el camino se torna enlosado con grandes placas de piedra pizarrosa irregular.
En escasos metros, encontramos a nuestra izquierda, La Encina del Vallecillo.
Esta encina, está incluida dentro del Catalogo de Árboles y Arboledas
Singulares de Andalucía, y asimismo, figura en el escudo de Parauta. Con sus 16,50
metros de altura, y una copa de 361,28 metros cuadrados, es una de las encinas más
grandes del Valle del Genal. En su base, presenta las raíces descalzadas por la
erosión, alcanzando un perímetro de 10
metros. De estas, parte un tronco principal de tres metros de altura y 3,80
metros de diámetro, desde el cual arrancan cuatro ramas principales que
sustentan su aparasolada copa. Se estima que esta encina tiene aproximadamente
250 años. Dice la tradición de Parauta, que el propietario original de la finca
en que se ubica, dejó como cláusula para futuros propietarios del terreno, que
la encina no podía ser podada, ni talada, y que debía ser protegida. Esto ha
sido respetado hasta el momento, no siendo nunca podada.
La encina del Vallecillo. |
Desde
el punto en que encontramos la encina, parte a la izquierda, un camino enlosado
que desciende y que se dirige a la parte baja del casco urbano de Parauta.
Nosotros seguimos por el camino que traíamos, a la derecha. En poco, nos
introducimos en el Barrio Alto de Parauta, encontrando a nuestra derecha, un
poste con una flecha, que indica hacia Igualeja, y que marca el final del PR-A 226
Parauta-Igualeja.
Poste indicador que marca el fin del PR-A 226 en Parauta. |
Ya en
Parauta, comenzamos a recorrer sus calles, todas ellas empedradas de la misma
forma que indicamos antes, con grandes placas irregulares de piedra pizarrosa.
Es de destacar, que en algunos jardines y casas particulares, podemos ver
ejemplares de pinsapo. Obligada visita, es Iglesia Parroquial de la Purísima
Concepción, del siglo XVI, y el arco de medio punto situado en las proximidades
de la Plaza de la Constitución, y que sirve de entrada a la calle Altillo.
También en diferentes localizaciones del pueblo, podemos ver una serie de
esculturas en madera, situadas al aire libre, así como unos paneles de
azulejos, que nos informan de diferentes temas populares (El molino de aceite,
Omar Ben Hafsun, Aceitunas en Aliño, El Parque Natural Sierra de las Nieves, El
Termino municipal de Parauta y el Esparto).
Iglesia de la Purísima Concepción - Parauta. |
Arco de entrada a C/ Altillo - Parauta. |
El molino de aceite. |
Aceitunas en aliño. |
Omar Ben Hafsum. |
P.N. Sierra de Las Nieves. |
El esparto. |
T.M. Parauta. |
Nos
disponemos a finalizar nuestra jornada, regresando sobre nuestros pasos hacia
Igualeja, con el fin de fijar mejor en nuestra retina, los bellos paisajes de
la zona.
Una vez
en Igualeja, podemos perdernos por sus calles, y ver sus fuentes y los paneles
informativos realizados en azulejos (El termino Municipal de Igualeja, El
Tostón de Castañas, Las Plantas Medicinales, La Semana Santa, Juegos
Infantiles, e Historia Medieval). Podemos visitar asimismo la Iglesia
Parroquial de San Gregorio Magno y Santa Rosa de Lima, también del siglo XVI.
Pero sin duda, lo que no podemos dejar de hacer, es visitar la cooperativa de
castañas, situada próxima al paraje del Nacimiento, y comprar allí castañas con
una relación calidad/precio inigualable.
Cerramos
esta jornada, nuevamente en el Paraje del Nacimiento, al cual las últimas luces
del día, otorgan un ambiente distinto, que podemos aprovechar para tomar
algunas fotos, mientras ya en nuestra mente ronda la idea de buscar otra
oportunidad para regresar a este bello enclave del Valle del Genal.
Documentación:
-
“Valle del Genal – Guía del excursionista”. Rafael Flores Domínguez.
Editorial La Serranía. Ronda 2007.
-
“Árboles y Arboledas Singulares de Andalucía – Málaga”. Varios
autores. Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. Sevilla 2004.
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